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BIO

Madrid, 1974

Nuria Mora

Cualquier gurú humano, del psiquiatra al sacerdote, condenaría las fijaciones a las que se entregan espíritus inquietos dotados de dinamo interna. Para ellos, obsesionarse como un resorte es pecado, vicio o manía enconada. En estas suertes, Nuria Mora sería uno de esos espíritus que centrífuga la energía propia para sobrevivirse.

Lo de ella es, sin embargo, un mecanismo milagroso. Transforma ese torrente en belleza neta, en una materia pura que se ofrece fresca y humeante: trazos rotundos y formas vegetales que arañan las capas de humanidad como en un ejercicio de electricidad arqueológica. Lo que nos llama a asomarnos a ese muro en verde menta y malva ácido donde lianas de spray alumbran criaturas de tinta, cuando rozamos con los dedos sus celosías de lápices de colores o tratamos de entender las líneas de sus alfombras al tiempo que las pisamos y somos parte de ellas, no es sino, asistir a la belleza del hombre mismo.

Hasta aquí nos ha llevado Nuria, montados en su Vespa roja. Ha sido un viaje tremebundo, un proceso de fisión en el que sus pinceles han sido nuestros y nos apropiamos de lo suyo, porque lo que ella trae plasma la sensibilidad de todos. Las explosiones de Nuria son así milagrosas, porque son el espectáculo telúrico que revienta para traer la calma, como las hermosas flores mojadas tras la tormenta. Y la propia Nuria, con su risa infinita, renace y es otra, porque en cada nuevo espectáculo se vuelve a dar libre de ego, lo contrario de lo que sucede a aquellos que llenan lasguías, las paredes y las galerías. Toda búsqueda se cobra siempre un peaje de ego tal vez porque alumbrar lugares nuevos desde la oscuridad genera un miedo y desconfianza que deben respaldarse con una personalidad invasiva y sed de aplauso constante. Esa no es Nuria, que con su cocacola light no pretende alumbrarnos ningún atajo de conocimiento. Ella se entrega a sus “inutilidades” por exigencias de su exceso de energía. Su sinceridad terrible es su mecanismo vital. Lo de Nuria es una infección de belleza para sobrevivirse a sí misma. Y desde la delicadeza más absoluta hace conciertos en formas vegetales y orgánicas, encontrando -que no buscando- la feminidad cósmica de una naturaleza caprichosa y absoluta que a todos envuelve. En ese centro de flores que ha ido juntando despacito, con la mayor ternura, o en esa enorme pared que explosiona de sensualidad y magma, las manos de Nuria nos han llevado a todos por una nueva memoria de detonaciones atómicas que no son sino, las nuestras propias.Y a eso, algunos gurús, le llaman arte.

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ENTREVISTA

¿Cómo defines el proyecto que has desplegado para TruckArtProject?
Mi trabajo es un proceso continuo que se ha ido transformando en 20 años desde que empecé a pintar en las calles de Madrid a hoy. Soy Artista Plástica y no elegí las palabras sino la plástica para expresarme así que creo que es labor de la critica y comisarios hablar de esto.

¿Cómo dialogan, en tu caso, las dos caras del camión?
Son un continuo, es abstracción geométrica así que es un balance y juego de tensiones.

¿Cuáles son los retos del proyecto para ti?
La motivación principal es formar parte de una colección de obras hechas por artistas que admiro y grandes amigos con los que llevo trabajando desde que empecé en esto como Daniel Muñoz, Sixe, Nano4814, Spok, Rosh333…

¿Cómo se inserta este proyecto en tu trayectoria y en tu discurso?
Es algo natural , pintar en la calle y un camión son cosas parecidas solo que aquí el espectador no necesariamente tiene que estar en movimiento si no que en este caso el lienzo se mueve.

Algunos creadores admiten que llegaron con una idea previa que tuvieron que ir modificando o que creció hacia otros derroteros al enfrentarse a un soporte como éste. ¿Ha sido tu caso?
Seguro que me pasa; además, yo no trabajo con un boceto previo.

¿Cómo te has planteado la recepción de una obra como ésta, en la que el espectador se encuentra con ella, no la busca, y que no “circula” por los cauces habituales del arte?
Igual que cuando pinto en la calle de manera espontanea. La gente no sabe que a la vuelta de la esquina la noche anterior pasó algo e inesperadamente a la mañana siguiente se encuentra con una obra mía. Es una sorpresa, algo inesperado que multiplica el efecto que puede generar en el espectador una obra de arte. Es mucho mas potente e interesante que un mural comisionado o un Safari Urbano

¿Y la fugacidad con la que se recibe?
Igual de fantástico que una estrella fugaz

¿Cómo te has enfrentado a la escala? ¿Estabas acostumbrado a ella?
Sí, soy brava. Llevo años encaramada a grúas, andamios, escaleras y cubos de basura.

¿Qué te aporta a ti una participación como ésta y qué crees que le aportas tú al proyecto?
Aporto el lado abstracto y geométrico de la colección además del femenino. A mí me aporta un nuevo soporte en el que no había pintado de manera comisionada además de formar parte de una selección de artistas muy interesante.

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